Mi abuela y mi padre son madrileños, aunque yo soy de Santa Cruz de Tenerife. Pero es que resulta que mi padre vino a Canarias a trabajar y tanto le gustaron las islas y sus gentes que se quedó a vivir aquí. Mi abuela, no. Mi abuela sólo viene los meses de verano para estar con nosotros y en la playa, que es lo que más le gusta.
Yo he viajado varias veces a Madrid. Allí viven mis primos Adrián, Gabriela, Bárbara y Vicente y mis tíos y tías Isabel, Carmen, Paco, Mariano, María del Mar y Cati. He viajado en Navidades, y aunque hace un frío que pela, como dice mi abuela, debo reconocer que la ciudad me gusta tanto como su sierra. Porque no sé lo que opinarán otros. Pero a mí de Madrid me gusta mucho el Museo del Prado, que visité con mi tía Marimar, mis primos, mis padres, mi hermana y mi abuela (éramos como una excursión), el Palacio Real, la Puerta de Alcalá, el Estadio Santiago Bernabeu, la Estación de Atocha, la Plaza Mayor y la Puerta del Sol. Pero también, o incluso mucho más, Alcalá de Henares, con su Universidad; Aranjuez, con su hermoso Palacio, El Escorial y su Monasterio, Cercedilla y Navacerrada, el único lugar del mundo donde he estado que la nieve me cubriera más allá de las rodillas y pudiera jugar durante horas sin acordarme que tenía frío.
Para ponerles los dientes largos, les cuelgo unas fotos del Parque Europa, en Torrejón de Ardoz, muy cerquita de Madrid capital, ciudad donde vive mi abuela y en la que se crió mi padre. Mi padre no sale, porque es quien toma las imágenes.